predicación domingo 20 de enero

La verdadera confesión
Proverbios 28,13 “el que oculta sus pecados no prosperará”
A lo largo de nuestra vida de creyentes, pecamos, es cierto, “el que dice que no tiene pecado es mentiroso” pero lo verdaderamente grave es practicar el pecado. Dios habla de una prosperidad espiritual, al confesar nuestros pecados y no ocultarlos”
Una verdadera confesión es la clave, para romper con todo lo malo, la persona que encubre el pecado no prospera en ningún sentido.
Todo esto lleva a perder el gozo de la salvación, produce problemas internos y un gran sentimiento de culpabilidad, se produce un conflicto con Dios. Hace que no avance nuestra vida y ministerio.
¿Y cuales son las razones por la cual encubrimos el pecado?
Hay varias razones, vanos a analizar alguna de ella.
-por ignorancia en un momento determinado, pero el Espíritu Santo se encarga de llevarnos a la verdad
-falte de sensibilidad hacia los demás, que nos dicen en que fallamos y no hacemos caso
-puede parecer placentero y cuesta dejarlo, pero Dios tiene poder para ayudarlo a hacerlo
-demasiado orgulloso para admitirlo
-el pecado es muy doloroso de enfrentar, es difícil confrontarlo, sólo un corazón abierto a Dios, podrá hacerlo posible.
Pero siempre tenemos respuesta para encubrir el pecado, y no tener la verdadera motivación que nos lleve a la confesión y arrepentimiento.
Podemos ser movidos por cosas que no están en el corazón de Dios, como
“estar preocupados por lo que va a pasar”, o “siempre puedo pedir perdón”,
“lo hace todo el mundo, sigo la corriente”, pero…
¿Cuál es la manera de Dios?, admitir que lo que hago está mal, reconocer el daño que he hecho, al pecar, he dañado a Dios en primer lugar, me ha dañado a mí mismo. Por eso es tan importante confesar a Dios mi pecado con un corazón sincero, El no te rechazara.
Si estás decidido acabar con el pecado, Dios te dará la fuerza necesaria para hacerlo, y está garantizado por Su palabra y sus promesas que serás prosperado y tendrás el beneficio del perdón de Dios.

meditación en la palabra del pastor: José R. Castañeda
publicado por: Andrés Pascual Vela