MATRIMONIO BIBLICO: AMOR Y RESPETO
Efesios, 5:33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Muchas veces nos sentimos impotentes ante las preguntas sin respuesta, no entendíamos porque las parejas se cansan, se aburren y de repente todo lo dulce del matrimonio y empieza a convertirse en algo amargo y aunque existen muchas maneras de abordar un matrimonio con problemas la mayoría escoge la salida más fácil y quizás la mas devastadora y destructora el divorcio o la separación.
Estamos inmerso en una gran guerra y es una guerra espiritual donde los ataques fuerte del enemigo pueden ser fatal para nuestro matrimonio y ministerio, pues la palabra de Dios nos enseña que Satanás solamente viene a matar, robar y destruir, (Juan 10:10) sin embargo debemos resistir con valor y buscar con desesperación el rostro del Señor en oración pidiéndole sabiduría para afrontar los problema. Debemos aprender del ejemplo de Sara” Al leer la Palabra (Génesis 12:11-17 y 1ª. de Pedro 3) entiendo que no debemos descuidarnos en ningún área incluso en la que creamos nosotros que vamos perfecto, y no debemos descuidarnos en lo mas minimo pensando que somos la esposa o el esposo ideal, los problemas no los tienen solo los otros matrimonios también nosotros podemos tener problemas.
La verdad es que las mujeres a veces tienden a querer controlar las cosas, y aunque dicen respetar al esposo, con frecuencia no se dan cuenta que con las palabras o acciones demuestran justo lo contrario. El Espíritu Santo nos trae revelación a través de su Palabra sobre la enseñanza que va ha marcar la diferencia en un matrimonio como Dios quiere como El lo diseñó. Hemos leído esta Palabra muchas veces pero la hemos ignorado o no la hemos entendido en toda la dimensión necesaria para el bien de nustros matrimonios. Se encuentra en Efesios 5:33 “En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo”. Dos palabras que tienen un profundo valor en el matrimonio: AMOR y RESPETO. El vocablo griego que se traduce por respeto en Efesios, es Phobeo, significa sobrecogimiento, respeto reverencial, veneración. ¡Se trata que tengamos a nuestro esposo en gran estima!
Entiendo que nuestro amor a veces no es suficiente que nuestros cónyujes demandan de nosotros, respeto, comprendo que tanto la armonía como la felicidad en el matrimonio no se basan únicamente en el amor. Una esposa necesita amor, y el esposo necesita respeto. Sin amor, la esposa reacciona sin respeto; y sin respeto, el esposo reacciona sin amor, empezando de esta manera un ciclo cerrado muy negativo.
Dios manda a las esposas
En 1ª. de Pedro Capítulo 3 El Apóstol Pedro exhorta a las mujeres diciendo “Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa. Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios. Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo. Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Vosotras sois hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor”.
Dios aconseja a las mujeres que tengan una buena conducta y testimonio y las insta a ser imitadoras de Sara, cuyo adorno era el interno, especialmente la sujeción a su esposo Abraham, a quien llamaba “Mi Señor”
Si yo te preguntara cuantas veces en la última semana le has dicho a tu esposo “mi amor, estoy orgullosa de ti” “Gracias por proveer para mis necesidades” “Eres un padre maravilloso” ¿cual sería tu respuesta? los hombres necesitan sentirse admirados y respetados. Una esposa que siempre critica o juzga a su esposo puede empujarlo a que se retraiga en un sentido emocional para autoprotegerse, de ahí que se convierta en poco amoroso cuando antes no era así. He escuchado a muchas mujeres decir “ya no me ama” o “nunca me dice que me ama” El respeto es la clave para motivar a un esposo.
Dios manda a los esposos
De igual manera los esposos deben amar a sus esposas La Palabra de Dios les aconseja a los maridos “Vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil” (1ª. Pedro 3:7) “Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia” Efesios 5: 28-29)
Muchas esposas están anhelando sentirse amadas por sus maridos y esa esperanza se va volviendo una esperanza postergada y muchas veces olvidada porque lo único que encuentran es dureza e indiferencia de parte de ellos lo cual hiere profundamente su corazón. El esposo debe ganar el respeto de su esposa con amor. Hemos escuchado a muchos esposos decir “pero si ella sabe que la amo, no tengo porque decírselo” o “si no la amara no me hubiera casado con ella” pero sus actitudes e indiferencia lo único que demuestran es desamor.
1ª. de Pedro 3:7 Lo deja claro y manifiesta que Dios escucha únicamente al esposo que honra a su esposa. Cuando un esposo no honra a su esposa como vaso frágil El no escucha sus oraciones, porque Dios no atiende al hombre que trata mal a su mujer, sino que le resiste. De esa manera el Señor protege el corazón sensible de las mujeres.
Si el Señor le dio al hombre autoridad en el hogar, también le dio responsabilidad, y El no escuchará a aquel que abusa de ese poder. El resiste al esposo para quebrantar su corazón y para que éste se de cuenta que no hace bien. Sólo aquellos hombres que amen, honren, y respeten la ternura y sensibilidad de sus esposas podrán tener comunión con el Espíritu Santo, porque el Espíritu es más sensible que las mujeres. Pero cuando son duros y ásperos con sus esposas, el Señor se aparta de ellos en sus oraciones, buscando que se humillen y arrepientan por esa dureza. Aquel que se endurece con su esposa, su corazón se endurecerá con Dios. Por eso Dios no recibe las ofrendas de los esposos desleales a sus esposas (Malaquías 2.13-15). 2:13 Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. 2:14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. 2:15 ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.
Si yo te preguntara cuantas veces en la última semana le has dicho a tu esposa “mi amor, estoy orgulloso de ti” “Gracias por cuidar de mis necesidades” “Eres una Madre maravillosa” ¿cual sería tu respuesta? las mujeres necesitan sentirse amadas y respetadas.
La Palabra dice que en el principio hombre y mujer los creo. Cuando una pareja vive solamente para sus propios fines egoístas, tarde o temprano llega a vivir sin sentido, se conduce a la desilusión y al fracaso matrimonial. El deseo de Dios es que vivamos el uno para el otro, sin egoísmos, como una sola carne. Dios nos dotó de muchas capacidades a ambos, hombres y mujeres para cumplir con esta misión sagrada del matrimonio.
Cuando ponemos en práctica estos principios de la Palabra de Dios en nuestra relación como pareja, veremos un cambio sorprendente, nos sentiremos enamorados, y disfrutaremos mucho más el tiempo juntos.
Nuestra relación se vuelve tediosa y aburrida cuando no aplicando la Palabra de Dios a nuestra vida. Juan 15:9-10 – Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.
Si aprendemos a obedecer y practicar los principios de Dios para el matrimonio podemos aprender a amar y respetar de manera incondicional a nuestro cónyuge. Ningún matrimonio experimentará un nivel alto de intimidad a menos que esté unido a Dios.
Muchas veces nos sentimos impotentes ante las preguntas sin respuesta, no entendíamos porque las parejas se cansan, se aburren y de repente todo lo dulce del matrimonio y empieza a convertirse en algo amargo y aunque existen muchas maneras de abordar un matrimonio con problemas la mayoría escoge la salida más fácil y quizás la mas devastadora y destructora el divorcio o la separación.
Estamos inmerso en una gran guerra y es una guerra espiritual donde los ataques fuerte del enemigo pueden ser fatal para nuestro matrimonio y ministerio, pues la palabra de Dios nos enseña que Satanás solamente viene a matar, robar y destruir, (Juan 10:10) sin embargo debemos resistir con valor y buscar con desesperación el rostro del Señor en oración pidiéndole sabiduría para afrontar los problema. Debemos aprender del ejemplo de Sara” Al leer la Palabra (Génesis 12:11-17 y 1ª. de Pedro 3) entiendo que no debemos descuidarnos en ningún área incluso en la que creamos nosotros que vamos perfecto, y no debemos descuidarnos en lo mas minimo pensando que somos la esposa o el esposo ideal, los problemas no los tienen solo los otros matrimonios también nosotros podemos tener problemas.
La verdad es que las mujeres a veces tienden a querer controlar las cosas, y aunque dicen respetar al esposo, con frecuencia no se dan cuenta que con las palabras o acciones demuestran justo lo contrario. El Espíritu Santo nos trae revelación a través de su Palabra sobre la enseñanza que va ha marcar la diferencia en un matrimonio como Dios quiere como El lo diseñó. Hemos leído esta Palabra muchas veces pero la hemos ignorado o no la hemos entendido en toda la dimensión necesaria para el bien de nustros matrimonios. Se encuentra en Efesios 5:33 “En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo”. Dos palabras que tienen un profundo valor en el matrimonio: AMOR y RESPETO. El vocablo griego que se traduce por respeto en Efesios, es Phobeo, significa sobrecogimiento, respeto reverencial, veneración. ¡Se trata que tengamos a nuestro esposo en gran estima!
Entiendo que nuestro amor a veces no es suficiente que nuestros cónyujes demandan de nosotros, respeto, comprendo que tanto la armonía como la felicidad en el matrimonio no se basan únicamente en el amor. Una esposa necesita amor, y el esposo necesita respeto. Sin amor, la esposa reacciona sin respeto; y sin respeto, el esposo reacciona sin amor, empezando de esta manera un ciclo cerrado muy negativo.
Dios manda a las esposas
En 1ª. de Pedro Capítulo 3 El Apóstol Pedro exhorta a las mujeres diciendo “Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa. Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios. Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo. Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Vosotras sois hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor”.
Dios aconseja a las mujeres que tengan una buena conducta y testimonio y las insta a ser imitadoras de Sara, cuyo adorno era el interno, especialmente la sujeción a su esposo Abraham, a quien llamaba “Mi Señor”
Si yo te preguntara cuantas veces en la última semana le has dicho a tu esposo “mi amor, estoy orgullosa de ti” “Gracias por proveer para mis necesidades” “Eres un padre maravilloso” ¿cual sería tu respuesta? los hombres necesitan sentirse admirados y respetados. Una esposa que siempre critica o juzga a su esposo puede empujarlo a que se retraiga en un sentido emocional para autoprotegerse, de ahí que se convierta en poco amoroso cuando antes no era así. He escuchado a muchas mujeres decir “ya no me ama” o “nunca me dice que me ama” El respeto es la clave para motivar a un esposo.
Dios manda a los esposos
De igual manera los esposos deben amar a sus esposas La Palabra de Dios les aconseja a los maridos “Vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil” (1ª. Pedro 3:7) “Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia” Efesios 5: 28-29)
Muchas esposas están anhelando sentirse amadas por sus maridos y esa esperanza se va volviendo una esperanza postergada y muchas veces olvidada porque lo único que encuentran es dureza e indiferencia de parte de ellos lo cual hiere profundamente su corazón. El esposo debe ganar el respeto de su esposa con amor. Hemos escuchado a muchos esposos decir “pero si ella sabe que la amo, no tengo porque decírselo” o “si no la amara no me hubiera casado con ella” pero sus actitudes e indiferencia lo único que demuestran es desamor.
1ª. de Pedro 3:7 Lo deja claro y manifiesta que Dios escucha únicamente al esposo que honra a su esposa. Cuando un esposo no honra a su esposa como vaso frágil El no escucha sus oraciones, porque Dios no atiende al hombre que trata mal a su mujer, sino que le resiste. De esa manera el Señor protege el corazón sensible de las mujeres.
Si el Señor le dio al hombre autoridad en el hogar, también le dio responsabilidad, y El no escuchará a aquel que abusa de ese poder. El resiste al esposo para quebrantar su corazón y para que éste se de cuenta que no hace bien. Sólo aquellos hombres que amen, honren, y respeten la ternura y sensibilidad de sus esposas podrán tener comunión con el Espíritu Santo, porque el Espíritu es más sensible que las mujeres. Pero cuando son duros y ásperos con sus esposas, el Señor se aparta de ellos en sus oraciones, buscando que se humillen y arrepientan por esa dureza. Aquel que se endurece con su esposa, su corazón se endurecerá con Dios. Por eso Dios no recibe las ofrendas de los esposos desleales a sus esposas (Malaquías 2.13-15). 2:13 Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. 2:14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. 2:15 ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.
Si yo te preguntara cuantas veces en la última semana le has dicho a tu esposa “mi amor, estoy orgulloso de ti” “Gracias por cuidar de mis necesidades” “Eres una Madre maravillosa” ¿cual sería tu respuesta? las mujeres necesitan sentirse amadas y respetadas.
La Palabra dice que en el principio hombre y mujer los creo. Cuando una pareja vive solamente para sus propios fines egoístas, tarde o temprano llega a vivir sin sentido, se conduce a la desilusión y al fracaso matrimonial. El deseo de Dios es que vivamos el uno para el otro, sin egoísmos, como una sola carne. Dios nos dotó de muchas capacidades a ambos, hombres y mujeres para cumplir con esta misión sagrada del matrimonio.
Cuando ponemos en práctica estos principios de la Palabra de Dios en nuestra relación como pareja, veremos un cambio sorprendente, nos sentiremos enamorados, y disfrutaremos mucho más el tiempo juntos.
Nuestra relación se vuelve tediosa y aburrida cuando no aplicando la Palabra de Dios a nuestra vida. Juan 15:9-10 – Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.
Si aprendemos a obedecer y practicar los principios de Dios para el matrimonio podemos aprender a amar y respetar de manera incondicional a nuestro cónyuge. Ningún matrimonio experimentará un nivel alto de intimidad a menos que esté unido a Dios.
Efesios, 5:33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
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CANTICO DE ALABANZA DE GRACIA RAMOS......................