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Pepe R.Castañeda y Pepi Martinez

PREDICACIONES DESTACADAS

lunes, 20 de abril de 2009

COMO EDIFICAR TU VIDA CRISTIANA




19 de Abril de 2.009
DIOS TE LLAMA PARA TRANSFORMAR TU VIDA
Dios no ha salvado y nos ha llamado, a consagrarnos, apartarnos para servirle en ese gran privilegio que El nos dá de ser colaboradores suyos. El viene donde estamos con nuestros pecados y problemas por que el desea transformar nuestras vidas. meditaremos en un pasaje de las Escrituras donde El no hace ver lo que dee hacer un cristiano vedadero.
Marcos, 1:16-20
I.- El Señor Jesucristo fue quien tuvo la iniciativa de ir en busca de aquellos que le necesitaban en sus vidas (v. 16).
II.- El Señor Jesucristo los llamó a experimentar una vida plena, diferente a la que conocían hasta ahora (v. 17).
III.- El Señor Jesucristo les invitó a tomar una decisión que marcaría la diferencia en sus vidas (v. 19, 20).
IV.- El Señor Jesucristo llamó a quienes anhelaban lo mejor de la vida (vv.18, 19).
Mt. 7:24-28
7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
7:28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
7:29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

En esta porción de la Palabra, Cristo nos advierte contra el peligro de buscar y desear sólo los beneficios y bendiciones de la salvación en lugar del compromiso de vivir nuestra vida cristiana en conformidad a la voluntad de Dios expresada por Jesús a lo largo de todo el Sermón.
Con el propósito de resaltar la distinción entre el que es un cristiano auténtico y el que sólo lo es en apariencia, Jesús hace una comparación o mejor dicho, cuenta una doble metáfora en la que hay dos hombres y dos casas. Por tanto, si queremos llegar a la verdad espiritual que encierra, debemos ver las semejanzas y las diferencias.
1. Las semejanzas entre los dos hombres.
Los dos tienen el mismo deseo, pues ambos deseaban construir una casa como así hicieron. Ambas construcciones se vieron sometidas a las mismas pruebas y según parece no estaban lejos una de la otra porque fueron objeto de las mismas condiciones adversas.
Sin embargo, había algo que las diferenciaba: el fundamento. Vistas desde afuera no había distinción entre ellas, la diferencia se hallaba debajo de la superficie. En realidad, lo que pretende Jesús no es mostrarnos la semejanza, sino la diferencia, aunque aparentemente no era no se ven a pesar de existir.
No se puso de relieve hasta que la construcción fue sometida a prueba. En la actualidad cuando los ingenieros construyen un puente calculan el peso que puede soportar, pero no lo abren al tráfico hasta que han comprobado que realmente aguanta el paso de camiones cargados.
Lo mismo ocurre aquí, no se vio la diferencia hasta que llegó la lluvia torrencial y el fuerte viento. La lección es clara: la desigualdad entre un verdadero cristiano y otro que lo es en apariencia no es algo que vea externamente, ya que sólo se evidencia cuando vienen las pruebas.
2. Las diferencias entre los dos hombres.
Nos va a ser de ayuda observar lo que nos dice el pasaje paralelo de
Lc. 6:47-49.
6:47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.
6:48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.
6:49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.
El hombre prudente excavó hondo para echar el fundamento, mientras que el insensato no excavó nada, ni se ocupó de poner el fundamento.
2.1. Características del insensato.
La primera es que tenía prisa. Las personas insensatas siempre desean hacerlo todo al instante porque no pueden esperar. El insensato es impaciente, nunca se toma el tiempo necesario porque está más interesado en los resultados inmediatos.
Pensaría: "quiero disponer de la casa en seguida, no tengo tiempo para hacer los fundamentos". Tampoco está dispuesto a escuchar las instrucciones, no presta atención a las normas que rigen para la construcción: Lo mismo ocurre con las cosas espirituales que en este caso es no hacer caso de las enseñanzas del Sermón que había dado Jesús.
El insensato no solamente tiene prisa o no quiere atender a las normas, sino que además considera todo esto innecesario, porque lo que le importa son sus propias ideas y no quiere ser instruido por nadie.
Por último, el insensato nunca examina las cosas en detalle ni se detiene a contemplar las posibles eventualidades. Construyó su casa sin fundamentos, sobre la arena, y no se preguntó por los peligros que podría haber si se producía una eventualidad, como una lluvia torrencial.
¿Os acordáis de aquel verano en que una fuerte lluvia se llevó un camping en el Pirineo? ¿Cómo se les ocurrió poner un camping en medio del cauce del rio?
2.2. Características del prudente.
El contraste es total con el anterior. Cuando decide construir lo hace de manera sólida y duradera. Busca a los expertos que le ayuden. Se toma tiempo y averigua todo lo que puede sobre la mejor manera de tener una casa segura.
No le importó prestar una atención especial a los fundamentos porque no se contentó solamente en cavar una zanja para cubrirla con piedras que sostuvieran la casa o en buscar un terreno rocoso sobre el que edificar su hogar, sino que ahondó y después de mucho trabajo tuvo terminado el fundamento.
Era la parte que no se veía, pero era lo más importante de todo el edificio. Así ocurre también en la vida cristiana, donde nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo (1 Co. 3:11).
3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Hoy más que nunca debemos señalar las diferencias entre aquellos que llevan el nombre de cristianos, pues aunque externamente parecen iguales, hay algo que les distingue: el fundamento sobre el que han edificado sus vidas.
Unos han edificado su cristianismo sobre una determinada iglesia, otros sobre sus obras, otros sobre sus experiencias personales, otros sobre sus emociones y prácticas espectaculares. Pero solamente es un verdadero cristiano el que ha edificado su vida espiritual sobre Cristo.
3. Las pruebas someten a examen nuestra vida.
Contra aquellas casas vinieron el mismo tipo de adversidades: la lluvia, los torrentes y el viento, los cuales pusieron a prueba la robustez con que habían sido construidas. Mientras una soportó todos los embates de las inclemencias, la otra no aguantó la prueba y se vino a pique.
Tanto si nos gusta como si no, seamos creyentes verdaderos o sólo en apariencia, la evidencia de que nuestra vida tiene un sólido fundamento, sólo es posible averiguarla cuando nuestra fe es puesta a prueba.
(1 P. 1:6-7).
1:6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,
1:7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

Cuando vivimos vidas fundamentadas sobre Cristo y su obra en obediencia a su palabra, practicando sus enseñanzas tal como están expresadas en estos capítulos, seremos probados con muchas aflicciones o tentados con diversas pruebas, pero aunque la virulencia de los embates sea muy fuerte, el edificio de nuestra vida cristiana permanecerá firme.
En ocasiones, serán los deseos de la carne, los deseos de los ojos o la vanagloria de la vida los que intentarán infiltrarse para destruirnos, los cuales serán usados por Satanás para derribarnos. En otros casos, serán las enfermedades, los accidentes o el daño moral que nos causen otras personas. Para resistir es necesario haber edificado nuestra vida sobre Cristo.
Las vidas de aquellos hombres llamados por el Señor Jesucristo experimentaron cambios. No fueron los mismos jamás. Eran criaturas renovadas por el poder de Dios. La misma invitación la extiende el Hijo de Dios a tu vida hoy.
Meditacion en la Palabra: Pastor Pepe R. Castañeda
Publicado: Andres Pascual V.