COLABORARON EN EL DESARROLLO DEL CULTO:
PACO JUSTICIA: PRESENTO Y ORO PONIENDO TODO EN MANOS DEL SEÑOR, ANIMANDO A LA IGLESIA A UN ENCUENTRO CON DIOS ALABANDOLE Y ADORANDOLE.
SALMO, 32:7-8 y 10-11 7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos
de liberación me rodearás. Selah 8 Te haré entender, y te enseñaré
el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos. 10 Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová,
le rodea la misericordia. 11 Alegraos en Jehová y gozaos,
justos; Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
PEPE R. CASTAÑEDA: NOS ANIMO A OFRENDAR PARA SER PARTE DE LO QUE EL SEÑOR ESTA HACIENDO.
ECLESIASTES, 5:19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también
facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es
don de Dios.
ADELA MANJON: HIZO LA INTRODUCCION A LA PALABRA.
FILIPENSES, 3:3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y
nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.
GALATAS, 5:16 y 25 16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
PILAR GOMEZ: NOS DESPIDIO DANDO GRACIAS AL SEÑOR POR TODO.
Jueves, 25 de Octubre de 2.012
LO QUE LOS CRISTIANOS DEBEN CONOCER Y HACER PARA SERVIR CON GOZO. Parte, III
3. Usted
no puede servir al Señor y servirse a usted mismo al mismo tiempo.
Lucas 16:13 dice que un
siervo que tenga dos amos no podrá amarlos a ambos; alguien que sea
esclavo de las riquezas materiales no podrá servir a Dios al mismo tiempo. Ya
que es posible que nos engañemos a nosotros mismos en cuanto a la motivación
para trabajar, debemos pensar honestamente en nuestro verdadero propósito. El
tener el beneficio de los demás como nuestra principal preocupación, es buena
indicación de que, en efecto, estamos sirviendo al Señor. Una segunda señal es
la disposición de hacer ajustes personales en nuestra vida para realizar la
tarea, lo cual podrá implicar dar, ayudar, capacitar, escuchar o pasar más tiempo
con alguien de otra manera
Romanos 12:1-2 1 Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Si Dios señala una necesidad, y su
respuesta es: “tengo que pensarlo”, entonces es dudoso que su motivación esté
centrada en Él.
1 Pedro 5:5-6 5 Igualmente, jóvenes,
estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de
humildad; porque: Dios resiste a los
soberbios, Y da gracia a los humildes. 6 Humillaos, pues, bajo la
poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
Usted sabrá que está sirviendo al Señor cuando lo haga con humildad y le interese más
agradarlo a Él que a otros personas, o agradarse a usted mismo. La humildad no
pregunta: ¿Qué ganaré con esto?, sino: “¿Cómo puedo servirte, Señor? Yo no soy
demasiado grande o demasiado pequeño para hacer cualquier cosas que Tú me pidas
que haga”.
Por ejemplo, cuando Dios me llamó al ministerio, yo no dije: “Señor, lo único que quiero hacer es predicar”. Sólo le dije que sí. ¿Quiénes somos nosotros para decidir por Dios lo que haremos y lo que no haremos? Decirle: “Señor, estoy dispuesto a servirte en las siguientes cosas”, es arrogancia pura, lo cual Él rechaza. En el Reino de Dios no hay “personas importantes”. Todos estamos al mismo nivel en la Cruz, porque todos los creyentes somos salvos por la misma sangre de Jesús y por la misma gracia de Dios. Por eso, lo que cuenta no es el servicio que demos sino nuestra obediencia.
Por ejemplo, cuando Dios me llamó al ministerio, yo no dije: “Señor, lo único que quiero hacer es predicar”. Sólo le dije que sí. ¿Quiénes somos nosotros para decidir por Dios lo que haremos y lo que no haremos? Decirle: “Señor, estoy dispuesto a servirte en las siguientes cosas”, es arrogancia pura, lo cual Él rechaza. En el Reino de Dios no hay “personas importantes”. Todos estamos al mismo nivel en la Cruz, porque todos los creyentes somos salvos por la misma sangre de Jesús y por la misma gracia de Dios. Por eso, lo que cuenta no es el servicio que demos sino nuestra obediencia.
Meditación en la Palabra; Pastor Pepe R. Castañeda.