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Pepe R.Castañeda y Pepi Martinez

PREDICACIONES DESTACADAS

miércoles, 25 de marzo de 2009

LLAMADO DE DIOS A SERVIR: Señales de madurez espiritual en tu vida


Domingo,
22 de Marzo de 2.009


Juan 6:60 -71
Las personas anhelan cambios en sus vidas, sus familias, sus matrimonios etc., cambios que traigan soluciones y cambien los resultados.
La única manera que conozco de aprender es sirviendo, Dios nos ha llamado a servir, en el servicio podremos experimentar cambios en nuestras vidas y al ser cambiados podemos experimentar la buena y agradable voluntad de Dios, sólo obedeciendo a Dios seremos transformados y podremos andar como dice la palabra “de gloria en gloria” y vivir en bendición, así cuando vengan los problemas o estemos en ellos podremos decir “el gozo del Señor es nuestra fortaleza”.

La vida a la cual nos llama Dios es nueva, es diferente, una vida de santidad por eso es tan importante tener el convencimiento de que hemos sido llamados por Él para servirle cada día y poder andar en santidad cada día. ¿Ha sentido ese llamado? Desde aquí queremos animarte a que busques al Señor y le sirvas en el área donde te ha puesto “donde te planté florece”.

Lo interesante de cambiar una vida es que cambian los resultados. Lo interesante de renovar la mente es que uno se transforma, y lo interesante de ser transformado es que uno puede experimentar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.


Hay quienes dicen: “Que sea la voluntad de Dios”, y la voluntad del Señor se hace buena, agradable y perfecta en los que son transformados. Si no te transformas, sólo estás viendo qué bien le va a alguien más y te pasarás el resto de la vida viendo cómo Dios bendice a otros. No puedes ser transformado si no renuevas tu forma de pensar. Experimenta y desea tener la experiencia de la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios para tu vida.

En el versiculo 25 de Mateo 20 dice: “Entonces, Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos”.

La primera cosa que quiero enseñarte es que por años se ha escuchado decir que quien quiera ser el mayor, que sirva. Y con esa enseñanza alrededor del mundo, la gente ha empezado a servir con el objetivo de llegar a ser grande. Entonces, cuando se servía, por dentro quedaba el anhelo de la recompensa de ser el primero o el grande. Pero, la Biblia no dice así, dice que quien quiera ser el mayor será sirviente.
Muchas veces la gente sirve para ser grande y cuando llega el momento de ser promovidos y no son elegidos, se amargan y dicen: “He servido toda mi vida, ¿por qué no me eligieron a mí?” Eso pasa porque la enseñanza está mal porque para empezar no leímos bien. La Palabra dice que el que quiera ser el mayor será el sirviente, y entonces nunca fuiste el mayor, sólo el sirviente. Si sirves con el afán de ser el mayor, de sirviente no pasas. Dios no promueve a aquellas personas que llevan por dentro el anhelo de ser grandes, lo que los promueve es la carne aunque esté disfrazada de servicio.
No es por antigüedad que te promueven, ni por servir. Dios no promueve por servir, Él sólo te manda a hacerlo, no te ofrece nada a cambio; por eso Él concluye diciendo en su Palabra: “Yo vine a servir, no ha ser servido, y ha poner mi vida en rescate por muchos”. Él no dijo: “Mi padre me va dar un lugar a su diestra y todo el mundo me va adorar. Por eso es que di mi vida, para que todos me adoren”. La Biblia dice que ante el gozo propuesto, Jesucristo sufrió la contradicción de pecadores. Jesús dio su vida porque la quiso dar.

Él que lleva los anhelos de ser el primero termina de sirviente, no llega a donde quiere porque las intenciones son malas. La intención que uno debe tener al servir no debe ser de autopromoción, ni grandeza, debe ser simple y sencillamente: Servir.
Veamos algunos puntos importantes sobre el llamamiento de Dios.
1 El llamamiento de Dios implica renunciar a la carne.
1. No todos están dispuestos a pagar el precio (vv. 60, 66)
"...Al oírlas, muchos de sus discípulos..."
a. Hay quienes aman más al mundo que a Dios
b. Hay quienes vuelven la mirada atrás
2. Los misterios de Dios se entienden por la obra del Espíritu Santo (vv. 61-63)
a. Sujetos a la carne, no ascendemos en la dimensión espiritual (vv. 61, 62)
b. Jesucristo marcó las diferencias (v. 63)
c. Oración, ayuno y Palabra de Dios...
d. La dimensión material: la carne (v. 63)
No podemos amar más al mundo que a Dios, “donde esté nuestros corazón, allí está nuestro tesoro”. No son pocas las veces que alguien se desanima y da marcha hacia atrás, esto es muy triste, ver como hermanos en la fe se desaniman al punto de perder la misma fe. Si tú eres uno de éstos, te animamos, sigue adelante busca a Dios, Jesús nos enseño como hacerlo, él marcó la diferencia, con la oración, el ayuno, la palabra. Buscar al Señor cada mañana es lo que podrá marcar la diferencia.

2 El llamamiento de Dios viene del Padre.
1. El nos escogió desde la fundación del mundo (v.65)
...Se preocupó por nuestras vidas. Nos valoró...
2. Razonamiento: Si el Padre nos llamó, nos ayuda a permanecer firmes (v.65)

No debemos olvidar éste punto tan importante, no nos ha llamado una persona, nos ha llamado Dios. Nos escogió antes de la fundación del mundo y ahora nos ayuda para que podamos permanecer fieles.
3. La decisión de permanecer firme es nuestra, no de Dios.
1. Tenemos libertad de elegir (v.64 a)
a. Es una decisión personal:
· Creer
· Medir las consecuencias
· ¿Cómo está mi vida?
· ¿Qué necesita?
· ¿Dónde puedo encontrarlo?
· Y decidir: acepto o no
b. Quien tiene conciencia del llamado, no renuncia...
2. Sigamos adelante o volvamos atrás, debemos enfrentar las consecuencias (vv.67-69)
... No debemos sentirnos presionados al momento de elegir...


Así la decisión de servir a Dios es nuestra, somos libres para hacer o no hacer. ¿Cómo está mi vida ahora? ¿Estoy sirviendo a Dios? ¿Qué necesito para servirle?, éstas preguntas son un termómetro en mi vida espiritual, todo lo que necesito está en Dios.

Las personas que están seguras cien por cien que Dios los ha llamado difícilmente van a renunciar a ese llamado, podrán pasar pruebas, problemas etc.… pero ellos estarán seguro de quien los llamó y estarán seguros que ”él suplira toda necesidad” Servir a Dios es la mejor decisión que puedes tomar a lo largo de toda tu vida.

Señales de crecimiento espiritual en tu vida 2 Pedro 3:14-18
El deseo de Dios es que cada uno de nosotros crezcamos y maduremos como hijos de El. El crecimiento y la madurez tienen que ver con un proceso en el cual el Espíritu Santo por medio de la Palabra de Dios (La Biblia) nos renueva en nuestra manera de pensar y nos lleva actuar conforme a la manera de Dios.
Es la Palabra de Dios lo que trae una renovación en lo más profundo de nuestro ser, que nos lleva a cambiar radicalmente nuestro estilo diario de vivir. En éste proceso, entramos en una transformación y adopción de un nuevo estilo de vida, una vida ya no conforme a nuestra antigua naturaleza según los deseos e impulsos de nuestra carne sino ahora, de acuerdo a la guia del Espíritu Santo.

Y las señales de crecimiento espiritual en nuestras vidas apareceran como consecuencia de la obediencia a Dios.

1. Un Anhelo Más Grande de Conocer a Dios.
Si estamos madurando espiritualmente, anhelaremos conocer más y más a Dios. No estaremos satisfechos con nuestro actual nivel de conocimiento acerca de Él; por el contrario, ansiaremos tener una comprensión cada vez más profunda e íntima de Su persona y de Su voluntad. Dios estar comprometido con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos, aquellos que le sirven con un corazón integro y obediente.
2. Un Deseo de Conocer la Palabra de Dios.
Una parte vital de nuestra madurez, es comprender el poder y el significado de la Palabra de Dios para nosotros hoy. Debemos descubrir lo que dice la Biblia sobre nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestra familia, nuestra iglesia, nuestro ministerio, nuestro trabajo, y todo aspecto de nuestra vida. Si amamos la Palabra de Dios seremos corregidos e instruidos, además cambiaremos nuestra manera de pensar y de actuar.

3. Un Aumento Fuerte en Nuestra Conciencia de Nuestra Pecaminosidad.
Yo creo que cada mensaje que presentamos aquí en la Iglesia, nos debería de proporcionar gozo y nuevas fuerzas. Un aumento de fe y dependencia a Dios y También sin caer en una actitud de auto-condenación, debería de producir en nosotros una tremenda convicción de pecado que nos lleve a odiar todo lo que no nos ayude a amar más a Dios. A medida que crecemos en intimidad con el Señor, nos volvemos cada vez más conscientes de la gran necesidad que tenemos de Él. Cada vez que leemos la Palabra de Dios debe de venir a nuestro corazón un mayor entendimiento de la voluntad de Dios para nuestra vida. Esto no significa que los cristianos maduros deben verse a sí mismos como sin ningún valor, ni desvalorizarse de alguna manera. Más bien, esta conciencia indica que nuestro espíritu maduro sencillamente no tolerará los mismos pecados que antes cometíamos tan fácilmente.
4. Una Actitud Pronta a Arrepentirnos cuando Pecamos.
Si estamos creciendo espiritualmente, ya no podremo sumirnos con tanta facilidad. Cuando tropecemos, nuestro deseo será poner ese pecado a los pies de Dios, y arrepentirnos sinceramente de nuestras acciones lo más rápidamente posible.
5. Una Confianza Cada vez más Fuerte de Nuestra Dependencia al Espíritu Santo de Dios.
Cuando las circunstancias parezcan insoportables, los creyentes maduros tendrán una confianza cada vez mayor en el Espíritu Santo, a medida que aprenden a descansar completamente en Dios. El crecimiento espiritual se produce muchas veces en medio de los momentos más dolorosos y de más tensión. Nunca entenderemos lo que puede lograr el Señor por medio de nosotros, hasta que nos encontremos en situaciones de absoluta impotencia. Nada es casualidad, todo tiene un plan que debemos seguir y buscar, “el plan de Dios”, donde quiere que estemos, en que área quiere que le sirvamos, todo nos lo revelará Dios cuando pasemos tiempo con él.
Dios te siga bendiciendo


Conclusion
Dios no obliga a nadie a seguirle. Nos llama y deja en nosotros la opción de escoger. La fidelidad no es una imposición, es una decisión que se toma con firmeza cuando reconocemos que servimos a un Dios santo y que, por tanto, no está bien que sigamos caminando en mundanalidad.

Predicación: Pastor José R. Castañeda
Publicado: Andrés P. Vela