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Pepe R.Castañeda y Pepi Martinez

PREDICACIONES DESTACADAS

jueves, 20 de agosto de 2009

DIOS HABLA POR MEDIO DEL ESPIRITU SANTO







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La presentación, la ofrenda y la introducción al Culto estuvo a cargo de Tere Rodriguez, Adela Manjon y Adriano Pascual respectivamente.

Nos visitó el hermano Antonio Marrufo, en un permiso que esta disfrutando y nos testimonió de la necesidad que tienen los internos que les visitenos en las carceles, como ellos desean y esperan con impaciencia la hora que los visitamos y lo bien que lo pasan en el culto que celebramos en los modulos. Animó a los hermanos a que oraran por ellos y que no dejaran de visitar la prisiones.

Jueves, 20 de Agosto de 2.009
DIOS HABLA DE DIFERENTES MANERAS
Dios habla por medio del Espíritu Santo.

Cuando comprendo la verdad espiritual es porque el Espíritu Santo está obrando en mi vida.

Hebreos 1.1-2 dice: Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo.

En los Evangelios ... Dios habló por su Hijo

En los evangelios Dios habló por el Hijo Jesucristo. El Evangelio de Juan comienza:
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros Un. 1.1, 14). Dios se hizo carne en la persona de Jesucristo (Véase 1 Jn. 1.1-4).
Felipe dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta (Jn. 14.8). Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras Un. 14.9-10).
Cuando Jesús hablaba, era el Padre hablando por medio de Él. Cuando Jesús hacía un milagro, era el Padre que obraba a través de Jesús.
Así como moisés estuvo cara a cara con Dios en la experiencia de la zarza ardiendo, así los discípulos estuvieron cara a cara con Dios a través de una relación personal con Jesús. Su encuentro con Jesús fue un encuentro con Dios. Oír a Jesús, era oír a Dios.
En el relato de los evangelios Dios estaba en Cristo Jesús. Dios habló por medio de Jesús. Cuando los discípulos oyeron a Jesús, oían a Dios. Cuando Jesús hablaba, eso era un encuen­tro con Dios.
En el libro de Hechos y hasta el presente ... Dios habla por el Espíritu Santo

Cuando pasamos de los Evangelios al libro de Hechos y hasta el presente, con frecuencia cambiamos nuestra manera de pensar. Vivimos como si Dios hubiera dejado de hablar per­sonalmente a su pueblo. Erramos por no darnos cuenta de que un encuentro con el Espíritu Santo es un encuentro con Dios. Él habló claramente a su pueblo en Hechos. Todavía nos habla claramente hoy. Desde los Hechos y hasta el presente Dios ha estado hablando a su pueblo por el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo viene a morar en la vida del creyente. ¿No sabéis que sois templo de Dios, que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Co. 3.16). ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vues­tros? (1 Co. 6.19). Debido a que Él está siempre presente en el creyente, Él puede hablarte claramente y en cualquier tiempo.

• En el Antiguo Testamento Dios habló de muchas maneras diferentes.
• En los Evangelios. Dios habló a través de Su Hijo.
• Desde Hechos y hasta el presente, Dios habla por el Espíritu Santo.
• Dios habla por el Espíritu Santo a través de la Biblia, la oración, las circunstancias y la igle­sia para revelarse a sí mismo, sus propósitos y sus caminos.
• Conocer la voz de Dios es el resultado de una relación íntima de amor con Él.
• Dios te habla cuando tiene algún propósito en mente para tu vida.
• El momento en que Dios te habla es el momento en que quiere que tu respondas.
• El momento cuando Dios te habla, es el tiempo apropiado según Dios.

Debido al pecado No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desvia­ron, a una se hicieron inútiles; No hay, quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno (Ro. 3.11-12).

Al Espíritu Santo se le llama el Espíritu de verdad (Jn. 14.17; 15.26; 16.13).

Solo Dios puede revelar las verdades espirituales: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero D¡os nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios... Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios. para que sepamos lo que Dios nos ha concedido (1 Co. 2.9-12).

Jesús dijo que el Espíritu Santo: os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho (Jn. 14.26).

El Espíritu Santo dará testimonio acerca de Jesús (Jn. 15.26).

El Espíritu Santo os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Fl me glori­ficará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber (Jn. 16.13-14).

Encuentro con Dios
Cuando Dios le habló a Moisés y a otros en el Antiguo Testamento, aquellos eventos fueron encuentros con Dios. Un encuentro con Jesús fue para los discípulos un encuentro con Dios. De la misma manera, un encuentro tuyo con el Espíritu Santo es un encuentro con Dios.

Puesto que el Espíritu Santo ya ha sido dado, Él es quien te guía a toda la verdad y te ense­ña todas las cosas. Tu comprendes la verdad espiritual porque el Espíritu Santo está obran­do en tu vida. No puedes comprender la Palabra de Dios a menos que el Espíritu de Dios te enseñe. Cuando te acerca sa la Palabra de Dios, el Autor mismo se presenta para instruirte.

Tu nunca descubres la verdad. La verdad es revelada.

Tu jamás descubrirá la verdad; la verdad es revelada. Cuando el Espíritu Santo te revela la verdad no te está guiando a un encuentro con Dios sino que eso es un encuentro con Dios.

Respuesta inmediata
Cuando Dios le habló a Moisés, lo que éste hizo enseguida fue crucial. Después que Jesús les habló a los discípulos, lo que ellos hicieron fue crucial. Lo que tu haces en seguida cuan­do el Espíritu de Dios te habla por medio de su Palabra es crucial. Nuestro problema es que cuando el Espíritu de Dios nos habla, entablamos una larga discusión. Moisés lo hizo así (Ex. 3.11-4.13), y eso lo limitó por el resto de su vida: tuvo que hablarle al pueblo por medio de su hermano Aarón (Ex. 4.14-16).
Te invito a revisar lo que percibes que Dios te ha estado diciendo regularmente. Si Dios te habla y tu lo oyes, pero no respondes, llegará el tiempo en que ya no oirás su voz. La des­obediencia puede conducirle a tener hambre de oír la Palabra de Jehová (Am. 8.11-12).
Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. 1 Samuel 3.19
Cuando Samuel era niño, Dios empezó a hablarle. Las Escrituras dicen que Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras (1 S. 3.19). Se como Samuel. No permitas que ninguna de las palabras de Dios quede sin afectar tu vida. Entonces Dios hará en ti y a través de ti todo lo que Él le ha dicho.
En Lucas 8.5-15 Jesús relató la parábola del sembrador. La semilla que cayó en buen terre­no representa a la persona que oyó la Palabra de Dios, la retuvo y produjo fruto. Jesús dijo: Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará (Le. 8.18). Si tu oyes la Palabra de Dios pero no la aplicas para que produzca fruto en tu vida, incluso lo que piensas tener se te quitará. Decide ahora mismo que cuando el Espíritu Santo te hable, tu harás lo que te diga.

RESUMEN
• Un encuentro con el Espíritu Santo es un encuentro con Dios.
• Comprendo la verdad espiritual por cuanto el Espíritu Santo está obrando en mi vida
• Cuando me acerca a la Palabra de Dios, el mismo Autor está presente para instruirme.
• Nunca descubre la verdad; la verdad se te revela.

Meditación en la Palabra: Pastor Pepe R. Castañeda